Estrategias
y pistas propuestas para combatir el aislamiento y la soledad:
1.
Tener en cuenta la diversidad de soledades
Todas las soledades no son equiparables y la evaluación global de las
personas mayores debe tener muy en cuenta el aislamiento.
2.
Pasar de “hacer por” al “hacer con”
La riqueza del análisis cualitativo demuestra el importante papel que las
personas mayores desean tener para elegir su manera de vivir. Creer en su
capacidad para cambiar las cosas evita limitarse a poner en marcha un proceso
asistencial que proviene del exterior, y obliga a elaborar, junto con los
interesados, unas respuestas apropiadas.
3.
Reforzar la coordinación a nivel individual : “los asistentes sociales”
El “asistente social” está integrado en un tejido de proximidad. Su función
es de coordinación, pero también de supervisor, y facilita una prevención
efectiva a nivel de la persona mayor. Puede detectar un cambio de estado que
precise la intervención de un profesional de la salud, pero sobre todo tiene de
la persona una visión global que considera la situación real en la cual se
encuentra en un momento dado y las evoluciones de estas situaciones. Su
posición ante los potenciales diferentes intervinientes, facilita la sinergia entre estos diferentes actores al servicio de la
persona y constituye muy probablemente una buena baza en la prevención y lucha
contra el aislamiento.
4. Fomentar las relaciones de vecindad
Los testimonios recogidos en la encuesta “Aislamiento y vida de relación”,
así como lo que se ha escrito sobre el tema, demuestran que las personas
mayores desarrollan ya por sí mismas unas estrategias para ampliar sus
relaciones de vecindad. “(…) Escucho a la vecina y salgo ex profeso al
rellano al mismo tiempo que ella. En una casa de vecinos, es bueno, porque uno
está obligado a hablar. Hay que tomar un tiempo para encontrarse con la gente.
Es largo tejer lazos de amistad (…)”.
5. Reforzar el capital social
Cuidar el capital social, favorecer, con acciones concretas hacia públicos
de diferentes edades, las situaciones que permitan al conjunto de las personas
acumular, a lo largo de la vida de este capital social, constituye ciertamente
una buena baza para luchar contra el aislamiento.
6. Promover el intercambio intergeneracional
Las experiencias que se han presentado abundan en la idea de desarrollar lo
más posible proyectos globales y no destinados unidamente a los mayores, como
si estos no pudiesen tener acceso a los mismos tipos de conocimientos que el
resto de la población. Además de la mezcolanza generacional con ocasión de
encuentros diversificados, llevan en si mismo el mensaje de rechazo a toda
segregación ligada a la edad que va más allá de la simple intención.
7. Conservar el acceso a un sistema educativo
Algunas iniciativas valoran desde ahora la experiencia de las personas
mayores que pueden contar los oficios antiguos a los niños en las escuelas,
pero este tipo de intercambio no está todavía bastante difundido, no demasiado
valorado.
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